¿Los cordones? Atados y ajustados. ¿Los anteojos? Colocados. ¿El objetivo? Definido. Las carreras siempre son especiales. ¿Por qué? La competencia rompe con la dicotomía entre la objetividad y la subjetividad. Algunos participantes las unen. No es casualidad que al completar el recorrido, Ezequiel Chavarría, el ganador de los 21K de LA GACETA, se fundiera en un abrazo con sus familiares, que lo esperaban a puras sonrisas. Un gesto que reunió cientos de significados: desde la satisfacción por triunfar hasta el afecto recibido por sus seres queridos. Lucas Santillán, el primero en completar los 10K, es otro ejemplo y experimentó una sensación similar. “Le dedico esto a mi viejo, que no está”, reveló emocionado, segundos después de coronarse en su categoría.

Son apenas dos casos entre los más de 1.500 participantes que reunió la prueba desarrollada por las calles de San Miguel de Tucumán y que aspira a afirmarse en el calendario atlético nacional. Claro; detrás de cada persona se esconde una historia por contar, una lucha personal en la que, sin distinguir las distancias recorridas, cada uno pretende prevalecer.

La avenida Soldati se fue tiñendo de azul poco a poco. Los primeros, ansiosos o precavidos, llegaron alrededor de las 7.50. Algunos acompañados por sus familiares. Otros asumieron el desafío en soledad.

El caso más particular fue el del porteño Diego Laguna. Una cámara y un trípode para estabilizarla fueron sus coequipers. ¿El fin? Registrar el trayecto que reunió sitios turísticos relevantes de la capital provincial. No todos los días se cuenta con la posibilidad de visitar la Casa Histórica ni se tiene el tiempo para apreciar tres parques tan representativos como el 9 de Julio, el Guillermina y el Avellaneda. El aliciente perfecto para registrar la totalidad del recorrido.

“Además de runner, soy youtuber. Cubro las carreras y me encanta filmar para tenerlas como una especie de archivo personal. En 2024 estoy festejando los ‘10 años run’, que es una fecha conmemorativa de la primera vez que completé una carrera. Llevó la cámara en el bastón de selfie o en la mano. Me vine más temprano de lo normal para hacer todos los preparativos y los ejercicios precompetitivos”, dijo, mientras contó el lazo que lo une con la provincia. “Tucumán siempre estuvo en mi historia personal, y cada vez que puedo vengo a visitar a mis familiares. Así que está fue la ocasión perfecta para combinar el atletismo con mis afectos”, agregó.

La elección del parque 9 de Julio como búnker de concentración resultó perfecta. Mientras los competidores aprovecharon el espacio para realizar los ejercicios precompetitivos, los familiares y allegados se entretuvieron en los stands y las diversas carpas instaladas al frente del hotel Sheraton.

La largada también contó con cierta particularidad: los primeros en salir fueron Secilio Villalba y Facundo Álvarez Villamil, a las 9.03. Ambos se ganaron los aplausos y mostraron que las discapacidades no son un impedimento para perderse esta fiesta deportiva. Dos minutos más tarde, los 1.500 competidores de las tres categorías se agruparon y dieron inicio a la competencia.

“Chava”, el defensor de la corona -ganó la edición 2023 de los 10K de LA GACETA en Yerba Buena-, se hizo cargo del favoritismo y desde el arranque integró el lote de punta. Tanto es así que fue el primero en llegar al puesto de hidratación ubicado en calle 25 de Mayo, frente al local de Marathon. El porteño Daniel Díaz Mateo se posicionó como su gran competidor de la jornada y más de una vez preocupó al tucumano.

En simultáneo, en el parque 9 de Julio, Victor Ontiveros fue el primer participante que cruzó la línea de llegada. Participó en la distancia no competitiva de tres kilómetros y completó el recorrido en tan solo 11 minutos, es decir que promedió tres minutos y medios cada 1.000 metros.

Protagonistas

El cruce entre las calles 25 de Mayo y 24 de Septiembre fue uno de los epicentros de la carrera, debido a que representó la división entre los competidores de 21 y de 10 kilómetros. Un lugar estratégico que estuvo lleno de señalizaciones para determinar qué camino debía tomar cada uno de los competidores.

Para la distancia más larga, la avenida Mate de Luna supuso un reto de alta complejidad. La ausencia de sombra -por la escasez de árboles- y el intenso calor provocaron que algunos protagonistas sintieran que la recta se tornara “interminable”. Esta situación hizo que los puestos de hidratación ubicados al frente del IPEF fueran fundamentales para superar la exigencia.

Cerca del kilómetro siete, “Chava” afirma que vivió el momento más tenso de la carrera. “Veníamos palo a palo con Daniel, pero empecé a sentirme muy mal del estómago. Pensé en abandonar, y él aprovechó para pasarme”, comentó.

El recorrido de la distancia mediana presentó una situación diferente: Santillán dominó de punta a punta el trazado, y tras 34' -a las 9.39 cruzó el arco- ganó la categoría. Un minuto más tarde aparecieron Raúl Galván y Nicolás Cappetta, quienes completaron el podio de la categoría. “El año pasado me quedé con ganas de participar porque vi que era un excelente evento. Se intuía que este sería mejor y más grande. No me lo quería perder”, expresó Santillán.

Mientras, la recuperación física de Chavarría se produjo en el kilómetro nueve: volvió a la punta y la cuidó hasta el final. “Empecé a cambiar el aire y soltarme un poco más en las bajadas. Así lo volví a pasar a Daniel. Me siento feliz porque supe mantener la templanza para superar esa situación. Pensé mucho en mi madre y en la gente que me alentaba. Eso me levantó”, confesó. “Chava” empleó un tiempo aproximado de una hora y ocho minutos.

La llegada del campeón no significó el final de la fiesta. Al contrario, hubo más abrazos, más felicitaciones y una combinación de emociones. Tampoco faltaron quienes expresaron alegría a través de lágrimas.

La carrera de LA GACETA dejó la sensación de que no necesariamente hay que subirse a un podio para sentirse ganador, sino que más de 1.500 entusiastas se colgaron una medalla y anhelan que todo se repita pronto.